sábado, 12 de febrero de 2011

Aquellos maravillosos años


   ¿Qué pasa últimamente con la Universidad? En serio, con tantos trabajos, prácticas y exámenes cada vez veo más factible la idea de hacerme EMO para realizar un suicidio colectivo. No sé cuántos cafés llevaré ya, pero desde luego hace ya rato que dejé de ser Eva para convertirme en un ente pululando en el Universo como una pequeña mota de polvo pulula en mi habitación. 
Sí, me estoy fijando en una mísera mota de polvo en vez de ponerme a estudiar el examen de contabilidad.  

   Pero luego pensé, abrí el ordenador, y aquí me encuentro, escribiendo estas líneas con lo primero que se me pasa por la cabeza. Expresando mis ideas y opiniones sobre todo lo que se me ocurre, pensando que quizá en alguna parte alguien se sentirá identificado/a conmigo.



   Hace algunos años, cuando sólo pensaba en qué chicos me miraban y me pasaba las horas frente al espejo luchando como una adolescente más que quiere hacerse un hueco en la arraigada y superficial sociedad en la que vivimos, jamás se me habría ocurrido hacer un blog. Sin embargo, la vida cambia, y la Universidad es algo que marca un antes y un después en la gente. 

A mí, desde luego, me ha cambiado por completo. 
Te das cuenta de que en la vida nadie te regala nada y que hay que madurar para conseguir lo que quieres. 

   En estos tres años, he aprendido a ser más yo misma y a relacionarme con todo tipo de personas, sin contar con los grandes amigos que haces allí. Afortunadamente, he tenido la gran suerte de llevarme a mis mejores almas gemelas, los cuales espero mantener el resto de mi vida. De hecho, uno de los mayores placeres del buen tiempo es tumbarse en el mítico césped del campus, con una cerveza o un café en la mano, y charlar tranquilamente como si no tuviéramos otras preocupaciones dentro de este microclima, en todos los sentidos.

   Pero no, en el fondo estás deseando no levantarte de allí, porque si lo haces, sabes que el próximo paso es irte a tu casa, y entonces ya no habrá excusa para no estudiar o no trabajar en la práctica que me lleva trayendo tantos quebraderos de cabeza. Está en nuestra mano levantarte de esa infernal silla donde estudias, o por lo menos finges que lo haces, para ir a pegarte la fiesta del siglo.

   Por otro lado, tu estilo cambia, o mejor dicho, evoluciona a la vez que tu personalidad. Aunque debo decir que, en mi opinión, la gente nunca cambia, sólo se adapta a lo que la vida le pone por delante. A veces este cambio es también físico (la verdad es que hay verdaderas transformaciones), pues muchas veces he alucinado en colores viendo cómo ha cambiado la gente con la que en parvulitos te vestías de pastorcito para verles ahora después de tantos años. Ver para creer.

   Yo, por mi parte, soy de las que ha cambiado bastante, y quiero pensar que para bien, pero eso no me corresponde a mí juzgarlo. Sólo sé que intento hacer lo que puedo para disfrutar el día a día al máximo y ser yo misma en todo momento. 



2 comentarios: